miércoles, 18 de abril de 2012

La semana fantástica

No solo la tiene el Corte Inglés, también aquí en Firenze puedes disfrutar de La Semana Fantástica, si tenéis unos minutitos os cuento la visita de primo y Vicky y el viajecito que nos marcamos por el Norte de Italia.

Esta semana he recuperado el espíritu turista que tanto me gusta, hemos vuelto a llenar la maleta, a cargar la mochila al hombro y nos hemos ido de viaje. Hemos visitado muchas ciudades: Pisa, Milán, Bérgamo, Verona y Sirmione. Por supuesto también les enseñé por completo mi querida Firenze. Pero vayamos ciudad a ciudad.

Pisa:
Como casi todas las visitas, mi primo y Vicky aterrizaron en Pisa. Fui junto a Laura a buscarles al aeropuerto para desde allí ir a visitar la ciudad. Primera toma de contacto entre Vicky y Musa y primeras gotas de lluvia sobre nuestras cabezas, pero no las suficientes como para privarnos de hacer la visita. Y como en Pisa no solo está la torre, os dejo esta foto:



Tren de vuelta a casa, cenamos tranquilamente una pizza y pronto a la cama que a la mañana siguiente poníamos rumbo al Norte.

Bérgamo:
Alquilamos un coche para tener movilidad durante estos días y porque salía muchísimo mejor que el tren económicamente hablando.
Bérgamo fue el primer destino, nos instalamos en el albergue que nos acogería durante dos noches y pusimos rumbo a la "ciudad alta".

Bérgamo está claramente diferenciada en dos zonas. La ciudad baja, donde se encontraban los albergues, es la zona más moderna de la ciudad, donde encuentras bancos, oficinas y demás. La ciudad alta es la parte donde se encuentra todo el casco histórico, rodeado por una murralla, en lo alto de una colina y al que se accede a través de puertas medievales. En el interior de la zona amurallada también te encuentras parques y miradores con unas vistas impresionantes. Como toda ciudad tiene un duomo, aquí un pequeño detalle ya que encontramos una capilla dedicada a Juan XXIII (por si alguno no lo entiende es el nombre de mi colegio) ya que nació en la provincia de Bérgamo.

Preparamos bocatas con chorizillo del bueno que los primos traían y cenamos una pizza de tamaño familiar de distintos tipos en cada cuarto.










Milán:
Para llegar a la capital de la moda italiana cogimos el tren, un cómodo viaje de 45 minutos y despreocupación por aparcar el coche que dormía plácidamente en el parking del albergue.
Como primera parada la impresionante estación de trenes que llegan a un tercer piso, luego paseo hasta el duomo de Milán, atravesando un parque dónde Musa disfrutó y desfogó. Atravesamos la galería Vittorio Emanuele y llegamos a la impresionante plaza del Duomo. En ese momento flashes del pasado, nuevamente de aquel viaje a Italia con el pinarillo, vinieron a mi mente. Visitamos por dentro la catedral y desde allí pusimos rumbo al castillo, parándonos antes de llegar para comer.
El castillo de Milán me sorprendió muy gratamente, me esperaba cualquier ruina y para nada. Enormes jardines y un castillo muy bien conservados. Heladitos mientras pasaba el temporal y recorrido por algunas tiendas de la ciudad. Vuelta en metro a la estación donde compramos la cena y unas cervezillas y lambrusco para la post-cena. Noche de risas en el albergue con anecdotas, historias del pasado y del presente.
Decir que he renovado totalmente el concepto que tengo de Milán, la recordaba como una ciudad gris y triste, con nada más que el duomo para visitar. Me imagino que el cansancio con el que la visité la última vez provocara esa opinión.


 

















Sirmione:
Este pueblo recomendado por el dueño del albergue de primo y Vicky fue un auténtico éxito. El día amaneció lloviendo como si no hubiera un mañana, lo que retrasó nuestra salida. Con las maletas preparadas para pasar noche en Verona pusimos rumbo al lago de Garda, con la esperanza de que el cielo nos diera un respiro.
Llegamos allí para quedarnos en el coche mientras llovía y llovía, cuando tomamos la decisión de poner rumbo a Verona, la lluvia se suavizó y paraguas en mano nos atrevimos a cruzar el puente levadizo y adentrarnos en la ciudad. El karma nos recompensó por el atrevimiento y se llevó la lluvia a cambio del viento.
Recorrimos el pueblecito, visitamos su fortaleza, caminamos por su playa y comimos una rica lasaña. Realmente un pueblo con mucho encanto, calles y edificios pequeños, en el interior de una islita conectada a tierra a través de los puentes levadizos de la muralla.
















Verona:
Llegamos a mitad de tarde a nuestra última parada. Unos albergues bastante más normalillos, pero suficiente para nuestras necesidades. Nos cambiamos y dimos una vuelta nocturna por la ciudad, visitando la Arena (un pequeño coliseo) y cenando una piadina que es algo así como un bocata pero con la masa del durum.
La mañana siguiente visita obligada (y más yendo dos parejas) al balcón de Julieta y a tocar la teta en la estatua. Paseo tranquilo por la ciudad hasta llegar al mirador y vuelta direccion al arena para comer hamburguesa. Después visita a una fortaleza medieval que cruza el rio y rumbo al coche para llegar a Firenze.

De Verona conservaba un buen recuerdo, que ha salido muy fortalecido después de pasar allí el día. Esta ciudad (que es la 4ª que más turistas recibe) tiene tan bien organizado la zona centro que realmente la hace muy agradable.


Firenze:
Y vuelta al hogar, donde Vicky y primo hicieron el recorrido de museos y yo les enseñé la ciudad y sus vistas desde San Miniato. Fiesta en casa de Clarita, donde nos juntamos de nuevo 4 discípulos. Cena el Sábado todos en casa, con unos riquísimos canelones preparados por Jaime. Tarde-noche de fútbol y cenita con los últimos resquicios del embutido para poner fin a una semana fantástica.

domingo, 8 de abril de 2012

Los 7 magníficos

Bufffff... ¡¡La de cosas que han pasado desde que no publico una entrada!! Pero la visita de estos 7 magníficos, 7 de los mejores: Borja, Figu, Kurdo, Bustos, Marina, Bea y Ana, se merece retomar viejas costumbres.

Han sido días de paseos por la ciudad acompañados de una temperatura increible, días de helados, de comer en la calle, de visitar museos, de charlar tranquilamente Moretti en mano y también de presentaciones.



El primer día y acompañado por Carla, que venía a recibir a una amiga suya y a mi pandilla, fuimos a visitar Pisa maleta en mano. Bus directo desde el aeropuerto a esa piazza dei miracoli (Plaza de los Milagros) que sigue, después de tantas visitas, ilusionandome como el primer día. Muchos no habían estado aquí pero a tantos otros nos permitió recordar ese viaje de fin de curso con el Pinarillo aunque hecho hasta en 3 cursos distintos.


Pusimos rumbo a Florencia y lo primero que hicieron nada más llegar fue conocer a Laura, algo que para mi era muy importante (por supuesto también conocieron a Musa). Les acompañamos al albergue, cuyo único defecto eran los 4 pisos sin ascensor. Dejamos que se acomodaran y quedamos en el duomo para cenar, mientras iba a buscar a otra de las piezas que forman este puzle. No puedo hablar de otro que de Borge.
¿Dónde cenar en Firenze? Pues tienes muchísimas opciones sin duda, pero una de mis favoritas, sobre todo cuando el tiempo acompaña, es comer pizza en una de sus plazas. Así que eso fue lo que hicimos, pizza para comer y Moretti para beber en las escaleras del duomo.
Después de cenar fuimos a mi casa, para enseñársela y tomar unas cervezas todos juntos. El primer día tranquilamente, pero que dejó una de esas fotos que irán directas al álbum y que es una de mis favoritas de este Erasmus.


La previa en casa es casi siempre obligatoria y allí conocieron a muchas de esas personas que forman parte del círculo íntimo del Erasmus. Luego también realizaron la ruta de bares favoritos: Naima, Fuente del León, Loch Ness, para acabar charlando tranquilamente Guinness en mano.

En la vida propia de un turista, dejamos la Moretti, cogimos la cámara y recorrimos la ciudad, parándonos en sus plazas, cruzando sus puentes y recreándonos en sus "palazzos". Para comer Borge preparó 2kg de pasta a la carbonara: una auténtica salvajada pero muy bien hecha.
Volvimos a las calles de Florencia con visita incluida a la heladería La Carraia, para helado en mano dirigirnos hacia el espectacular mirador de la piazzele Michelangelo y la iglesia de San Miniato al Monte. Para completar la actividad turística entramos en la Academia donde el David de Miguel Ángel hace que todo las otras piezas que hay queden relegadas a un quinto plano.
En general el recorrido completo por todos los puntos de interés (que son muchos) que tiene esta ciudad.







Pero por encima de todas las plazas visitadas, los rincones explorados, las escaleras subidas, los adoquines pisados y los helados comidos, está el haber compartido con ellos estos días. Durante su visita he disfrutado como nunca en este Erasmus, cada minuto con ellos ha sido pura felicidad. Cada ratito que estabamos los 9 ha sido genial, ver como la vida que me ha surgido aquí en Firenze encaja a la perfección con ellos, es vital para mi.





























¡¡Muchas gracias por esta visita!!